¿Cada cuánto debes realizarte un examen visual?
Si nos fijamos en todas las personas que vemos a diario, ya sea en casa, en la calle o en nuestro trabajo, podremos darnos cuenta que la gran mayoría usa gafas, desde los niños hasta los adultos mayores; pero aunque de seguro todos tenemos en casa alguien que use gafas, también contamos con un amigo o conocido que goza de una visión impecable. ¿Por qué ocurre esto?, ¿por qué algunos estamos predestinados a contraer anomalías visuales desde pequeños y otros no?
Hay muchos factores que pueden incidir en esto, pero lo importante está en saber que ya sea que comencemos a presentar síntomas o no con nuestros ojos, siempre debemos sacar tiempo para una revisión con un profesional de la visión (optómetra u oftalmólogo). Pon atención a lo siguiente y define si estás tomando las acciones necesarias para el cuidado de tu salud visual y la de los tuyos:
En la niñez
Se debe realizar una revisión completa desde el primer año de vida; sobre todo antes de los 3 años cuando inicia la educación infantil. Se debe poner empeño en notar problemas como la leucocoria, llamada también ‘pupila blanca’, la cual es generalmente detectada por padres o cuidadores de niños. También podemos detectar el estrabismo o ‘desviación de ojos’, pudiendo aparecer antes de los 6 meses de vida.
A partir de los 3 a 4 años de edad, la revisión se vuelve casi obligatoria si uno o ambos padres usan gafas oftálmicas. A esta edad, el niño ya es capaz de identificar y colaborar con un test visual, detectando así de manera temprana posibles defectos de refracción hereditarios. Además, anomalías como la ambliopía u ‘ojo vago’ pueden aparecer en esta etapa, debido a que las vías nerviosas ubicadas entre el cerebro y uno de los ojos no se estimulan correctamente.
Si durante este tiempo ya se ha detectado un problema en la visión, las revisiones serán semestrales para establecer cómo avanza el tratamiento indicado; caso contrario, deben realizarse cada año.
En la juventud
En la adolescencia, es necesaria una revisión anual, tomando en cuenta además que se dan casos en donde los jóvenes no admiten tener problemas con sus ojos, debido al temor de tener que usar gafas. Adicionalmente en esta etapa hay un incremento en la actividad con los dispositivos electrónicos o pantallas digitales, presentándose sintomatología como cansancio visual, visión borrosa al cambio de distancia, cefalea, que están relacionadas con el uso excesivo de las mismas.
Durante este tiempo, si hasta los 20 años no se han tenido síntomas o problemas, las revisiones pueden pasar a ser cada dos años.
En la adultez
A partir de los 30 años, la revisión debe volverse anual, controlando la tensión intraocular y la agudeza visual.
A partir de los 40 años aparece la famosa “presbicia”, que impide la visión cercana, por lo que el uso de las gafas de cerca y lentes progresivas se convierte en un tema indispensable en estos pacientes para que puedan desarrollar sus actividades.
Desde los 60 años, anomalías como la catarata aumenta, pues se estima que, entre las personas mayores de 70 años, un 50% padecen de ésta.
La degeneración macular también puede aparecer, siendo la principal causa de ceguera en personas mayores de 60 años, caracterizada por generar una ‘mancha’ en el campo visual central, dificultando la lectura o la conducción.
Además, el glaucoma, ojos secos o retinopatía diabética se suman a la lista. Esta última con un mayor riesgo de aparición debido a la evolución de la diabetes, mal control metabólico, etc.
Si se padece de diabetes, la revisión de los ojos debe ser periódica, ya que muchas veces no se presentan síntomas, pero el daño ocular puede iniciarse de manera silenciosa. Para esto, una detección temprana puede darnos un pronóstico más favorable.
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